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ConnectHook Apr 2017
La Kumbia Kalvinista no es ritmo vaticano
se baila todo libre con la biblia en la mano

La Kumbia Kalvinista es la onda reformada
las sectas sí prometen—pero no entregan nada

Esta cumbia trascendente, pero poco conocida
es la cumbre de verdad, y predestina pura vida

La Kumbia Kalvinista es la nueva nueva onda
se la cantan las iglesias y ofrecen otra ronda

La Kumbia Kalvinista no lo bailan los de Roma
si un padre lo intenta terminará caído en coma

es un baile teológico que es absurdo mientras lógico
lo baile cada tribu, cada etnia y antropólogo

el papa mismo, y su esposa
bailan esta cumbia fabulosa
tu estado de animo no es nada
sino gracia predestinada

lo bailan los sajones con cojones
lo bailan las alemanas si le dan la ganas
este baile está basado en un ritmo luterano
apetece a los gringos, a los indios, y a fulano
no bailaban los franceses aunque Calvin era suya
si bailaban los escoceses y gritaban aleluya !
NaPoWriMo #23

¿Haiku?  pues... no sé.
es algo chino, yo creo.
Es un poema.
Jr Aug 2017
Atisbo de un pezón a contraluz
luciérnagas bailan en mi estómago
uñas marcadas en mi espalda

El frote de tus labios,
como almohadillas húmedas,
refrescan mi ser
y así olvido mi olvido

Descenso lento
pero apresurado,
como quien se impacienta por el oro,
pero conoce los peligros del camino

Movimientos tenues,
una respiración,
un susurro

Me desvisto de mis pesares,
olvido lo que me agobia
caigo presa de una trampa
de la que aún no se descubre escapatoria

El estupefaciente más efectivo,
síntomas de la cima,
relajación, nervios y escalofríos
mezclados en un cóctel de lo más delicioso

Un beso, un abrazo
y hasta la mañana siguiente
El Mascarón. ¡Mirad el mascarón!
¡Cómo viene del África a New York!

Se fueron los árboles de la pimienta,
los pequeños botones de fósforo.
Se fueron los camellos de carne desgarrada
y los valles de luz que el cisne levantaba con el pico.

Era el momento de las cosas secas,
de la espiga en el ojo y el gato laminado,
del óxido de hierro de los grandes puentes
y el definitivo silencio del corcho.

Era la gran reunión de los animales muertos,
traspasados por las espadas de la luz;
la alegría eterna del hipopótamo con las pezuñas de ceniza
y de la gacela con una siempreviva en la garganta.

En la marchita soledad sin honda
el abollado mascarón danzaba.
Medio lado del mundo era de arena,
mercurio y sol dormido el otro medio.

El mascarón. ¡Mirad el mascarón!
¡Arena, caimán y miedo sobre Nueva York!

Desfiladeros de cal aprisionaban un cielo vacío
donde sonaban las voces de los que mueren bajo el guano.
Un cielo mondado y puro, idéntico a sí mismo,
con el bozo y lirio agudo de sus montañas invisibles,

acabó con los más leves tallitos del canto
y se fue al diluvio empaquetado de la savia,
a través del descanso de los últimos desfiles,
levantando con el rabo pedazos de espejo.

Cuando el chino lloraba en el tejado
sin encontrar el desnudo de su mujer
y el director del banco observaba el manómetro
que mide el cruel silencio de la moneda,
el mascarón llegaba al Wall Street.

No es extraño para la danza
este columbario que pone los ojos amarillos.
De la esfinge a la caja de caudales hay un hilo tenso
que atraviesa el corazón de todos los niños pobres.
El ímpetu primitivo baila con el ímpetu mecánico,
ignorantes en su frenesí de la luz original.
Porque si la rueda olvida su fórmula,
ya puede cantar desnuda con las manadas de caballos;
y si una llama quema los helados proyectos,
el cielo tendrá que huir ante el tumulto de las ventanas.
No es extraño este sitio para la danza, yo lo digo.
El mascarón bailará entre columnas de sangre y de números,
entre huracanes de oro y gemidos de obreros parados
que aullarán, noche oscura, por tu tiempo sin luces,
¡oh salvaje Norteamérica! ¡oh impúdica! ¡oh salvaje,
tendida en la frontera de la nieve!

El mascarón. ¡Mirad el mascarón!
¡Qué ola de fango y luciérnaga sobre Nueva York!

Yo estaba en la terraza luchando con la luna.
Enjambres de ventanas acribillaban un muslo de la noche.
En mis ojos bebían las dulces vacas de los cielos.
Y las brisas de largos remos
golpeaban los cenicientos cristales de Broadway.

La gota de sangre buscaba la luz de la yema del astro
para fingir una muerta semilla de manzana.
El aire de la llanura, empujado por los pastores,
temblaba con un miedo de molusco sin concha.

Pero no son los muertos los que bailan,
estoy seguro.
Los muertos están embebidos, devorando sus propias manos.
Son los otros los que bailan con el mascarón y su vihuela;
son los otros, los borrachos de plata, los hombres fríos,
los que crecen en el cruce de los muslos y llamas duras,
los que buscan la lombriz en el paisaje de las escaleras,
los que beben en el banco lágrimas de niña muerta
o los que comen por las esquinas diminutas pirámides del alba.

¡Que no baile el Papa!
¡No, que no baile el Papa!
Ni el Rey,
ni el millonario de dientes azules,
ni las bailarinas secas de las catedrales,
ni construcciones, ni esmeraldas, ni locos, ni sodomitas.
Sólo este mascarón,
este mascarón de vieja escarlatina,
¡sólo este mascarón!

Que ya las cobras silbarán por los últimos pisos,
que ya las ortigas estremecerán patios y terrazas,
que ya la Bolsa será una pirámide de musgo,
que ya vendrán lianas después de los fusiles
y muy pronto, muy pronto, muy pronto.
¡Ay, Wall Street!

El mascarón. ¡Mirad el mascarón!
¡Cómo escupe veneno de bosque
por la angustia imperfecta de Nueva York!
El sol es tiempo;
el tiempo, sol de piedra;
la piedra, sangre.
La luz no parpadea,
el tiempo se vacía de minutos,
se ha detenido un pájaro en el aire.
Se despeña la luz,
despiertan las columnas
y, sin moverse, bailan.
La hora es transparente:
vemos, si es invisible el pájaro,
el color de su canto.
La lluvia, pie danzante y largo pelo,
el tobillo mordido por el rayo,
desciende acompañada de tambores:
abre los ojos el maíz, y crece.
El muro al sol respira, vibra, ondula,
trozo de cielo vivo y tatuado:
el hombre bebe sol, es agua, es tierra.
Y sobre tanta vida la serpiente
que lleva una cabeza entre las fauces:
los dioses beben sangre, comen hombres.
quiero escribirte mil gordas,
gordas formadas en líneas,
gordas tiradas en el pasto,
gordas con sus lonjas libres y sin fajas ni pantalones dos tallas menos que asfixien los tejidos de mi piel:
quiero cantarte una gorda canción.

gordas pinches gordas,
gordo el culo gordo el corazón,
gordas las piernas y los muslos,
las caderas.... tentación.

gordas !gordas son las anchas glorietas de la avenida gorda de la ciudad gorda donde todos los gordos y las gordas bailan un son que dice:

tu eres golosa golosa y glotona, tu eres golosa golosa y glotona,
pinche gorda poderosa
tu eres fuerte tu eres diosa
tus curvas son deliciosas
templo lavado con miel
para mi tu eres sagrada
dulce, fuerte y cotizada

gorda tu eres toda gorda,
vos sos toda gorda,
amante gorda,
gorda estudiante,
gorda madre,
gorda hija,
gorda espíritu santa.

¡bienvenidos a gordaztlan!
donde mandamos las gordas
y nuestro proceso de colonización conlleva amar nuestras lonjas,
nuestra panza, nuestras chichotas.

¡donde nada es imperfecto!
ni el lunar bajo del labio,
ni los pelos de la panocha.

¡pasen pasen! por las anchas puertas de nuestro gordo destino,
dicen que la vida es flaca
pero gordo es el camino,
en una mano el elote
en la otra mano el pepino,

con tortillas, chile gordo,
gordolagas con tocino.

¡gorda! ¡gorda!
sube tallas
¡y ven a bailar conmigo!
En la redonda
encrucijada,
seis doncellas
bailan.
Tres de carne
y tres de plata.
Los sueños de ayer las buscan
pero las tiene abrazadas
un Polifemo de oro.
¡La guitarra!
Sputnik Andrade Jul 2013
Tal vez soy un pedazo de madera.

Un tronco que antaño fue encina, y ahora es nada más un pedazo del todo que me componía. Las agujas del pino que sigue en pie me caen en la cara, se sienten como arañas, pero son agujas que el pino deja caer sin mala intención. Las bellotas y las piñas de mis hermanos gigantes rebotan en medio de la noche. Caen miserables como yo yazgo miserable. Se cubren de tierra como yo me cubro de tierra. Y guardan silencio.

Tal vez soy una avenida en silencio.

Pavimento apaciguado y asfalto abandonado. Las pezuñas tranquilas de un venado pródigo me acarician por un momento, un brevísimo momento, el momento en que cruza de un campo a otro, de una arboleda a la otra, de ese mundo a mi izquierda y de ese otro a mi derecha. El frío cala hasta los huesos, las piernas se mueven ligeras mientras huyen de la luz; me extiendo ancha y larga como una carretera. Izquierda y derecha.

Tal vez, y esto es más factible, soy una decisión.

Me desdoblo en múltiples ramificaciones, opciones, alternativas, dilemas; me encuentro en una encrucijada para después encontrarme frente a otra encrucijada. Mi elección, en el primer segundo de que es pensada, me desarma y me vuelve a armar. Las piezas parecen estar en el mismo lugar pero no lo están. Mi pie, el primero en adelantarse, ya no me pertenece; mi mano se entrega a ese nuevo mundo sin miedo, y mis codos, mis rodillas, la nuca helada. La casi-luna ampara mi marcha.

Pero más seguramente soy solamente el cielo nocturno.

Aparentes pequeños puntos rutilantes, aparentes nubes quietas, aparente Luna Llena; un lienzo de apariencias, de tonalidades difuminadas, nunca de colores concretos, un manto oscurecido por las mentiras, por las verdades calladas, que se dicen en susurros a un centímetro de la oreja pero que se confunden con el sonido del viento, con las hojas de las árboles que bailan, con las nubes que corren febriles. Soy un sólo ojo atento. Siempre muy abierto. Soy el testigo del tronco de encina que abre los ojos y me mira, de la avenida aplastada por el mutismo, de las decisiones que se formulan detrás de los pulmones y no en la boca.

Y hablan todos: “Y la única sensación era el peso del cielo en mi frente. Te preguntaba que era todo aquello y me respondías con una quieta mirada.”

“No siento,” decían, “pero me muerdo los labios”.
El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida
En esa casa de 8 Great College Street, Camden Town, Londres,
Adonde en una habitación Rimbaud y Verlaine, rara pareja,
Vivieron, bebieron, trabajaron, fornicaron,
Durante algunas breves semanas tormentosas.
Al acto inaugural asistieron sin duda embajador y alcalde,
Todos aquellos que fueran enemigos de Verlaine y Rimbaud cuando vivían.

Con la tristeza sórdida que va con lo que es pobre,
No la tristeza funeral de lo que es rico sin espíritu.
Cuando la tarde cae, como en el tiempo de ellos,
Sobre su acera, húmedo y gris el aire, un organillo
Suena, y los vecinos, de vuelta del trabajo,
Bailan unos, los jóvenes, los otros van a la taberna.

Corta fue la amistad singular de Verlaine el borracho
Y de Rimbaud el golfo, querellándose largamente.
Mas podemos pensar que acaso un buen instante
Hubo para los dos, al menos si recordaba cada uno
Que dejaron atrás la madre inaguantable y la aburrida esposa.
Pero la libertad no es de este mundo, y los libertos,
En ruptura con todo, tuvieron que pagarla a precio alto.

Sí, estuvieron ahí, la lápida lo dice, tras el muro,
Presos de su destino: la amistad imposible, la amargura
De la separación, el escándalo luego; y para éste
El proceso, la cárcel por dos años, gracias a sus costumbres
Que sociedad y ley condenan, hoy al menos; para aquél a solas
Errar desde un rincón a otro de la tierra,
Huyendo a nuestro mundo y su progreso renombrado.

El silencio del uno y la locuacidad banal del otro
Se compensaron. Rimbaud rechazó la mano que oprimía
Su vida; Verlaine la besa, aceptando su castigo.
Uno arrastra en el cinto el oro que ha ganado; el otro
Lo malgasta en ajenjo y mujerzuelas. Pero ambos
En entredicho siempre de las autoridades, de la gente
Que con trabajo ajeno se enriquece y triunfa.

Entonces hasta la negra prostituta tenía derecho de insultarlos;
Hoy, como el tiempo ha pasado, como pasa en el mundo,
Vida al margen de todo, sodomía, borrachera, versos escarnecidos,
Ya no importan en ellos, y Francia usa de ambos nombres y ambas obras
Para mayor gloria de Francia y su arte lógico.
Sus actos y sus pasos se investigan, dando al público
Detalles íntimos de sus vidas. Nadie se asusta ahora, ni protesta.

"¿Verlaine? Vaya, amigo mío, un sátiro, un verdadero sátiro.
Cuando de la mujer se trata; bien normal era el hombre,
Igual que usted y que yo. ¿Rimbaud? Católico sincero,
como está demostrado".
Y se recitan trozos del "Barco Ebrio" y del soneto a las "Vocales".
Mas de Verlaine no se recita nada, porque no está de moda
Como el otro, del que se lanzan textos falsos en edición de lujo;
Poetas mozos de todos los países hablan mucho de él en sus provincias.

¿Oyen los muertos lo que los vivos dicen luego de ellos?
Ojalá nada oigan: ha de ser un alivio ese silencio interminable
Para aquellos que vivieron por la palabra y murieron por ella,
Como Rimbaud y Verlaine. Pero el silencio allá no evita
Acá la farsa elogiosa repugnante. Alguna vez deseó uno
Que la humanidad tuviese una sola cabeza, para así cortársela.
Tal vez exageraba: si fuera sólo una cucaracha, y aplastarla.
Cantan las hojas,
bailan las peras en el peral;
gira la rosa,
rosa del viento, no del rosal.

Nubes y nubes
flotan dormidas, algas del aire;
todo el espacio
gira con ellas, fuerza de nadie.

Todo es espacio;
vibra la vara de la amapola
y una desnuda
vuela en el viento lomo de ola.

Nada soy yo,
cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire siempre de viaje.
¡Qué hermosa es la ciudad, oh Contemplado,
                    que eriges a la vista!

Capital de los ocios, rodeada
                    de espumas fronterizas,

en las torres celestes atalayan
                    blancas nubes vigías.

Flotante sobre el agua, hecha y deshecha
                    por luces sucesivas,

los que la sombra alcázares derrumba
                    el alba resucita.

Su riqueza es la luz, la sin moneda,
                    la que nunca termina,

la que después de darse un día entero
                    amanece más rica.

Todo en ella son canjes -ola y nube,
                    horizonte y orilla-,

bellezas que se cambian, inocentes
                    de la mercadería.

Por tu hermosura, sin mancharla nunca
                    resbala la codicia,

la que mueve el contrato, nunca el aire
                    en las velas henchidas,

hacia la gran ciudad de los negocios,
                    la ciudad enemiga.
No hay nadie, allí, que mire; están los ojos
                    a sueldo, en oficinas.

Vacío abajo corren ascensores,
                    corren vacío arriba,

transportan a fantasmas impacientes:
                    la nada tiene prisa.

Si se aprieta un botón se aclara el mundo,
                    la duda se disipa.

Instantánea es la aurora; ya no pierde
                    en fiestas nacarinas,

en rosas, en albores, en celajes,
                    el tiempo que perdía.

Aquel aire infinito lo han contado;
                    números se respiran

El tiempo ya no es tiempo, el tiempo es oro,
                    florecen compañías

para vender a plazos los veranos,
                    las horas y los días.

Luchan las cantidades con los pájaros,
                    los nombres con las cifras:

trescientos, mil, seiscientos, veinticuatro,
                    Julieta, Laura, Elisa.

Lo exacto triunfa de lo incalculable,
                    las palabras vencidas

se van al campo santo y en las lápidas
esperan elegías.

¡Clarísimo el futuro, ya aritmético,
                    mañana sin neblinas!

Expulsan el azar y sus misterios
                    astrales estadísticas.

Lo que el sueño no dio lo dará el cálculo;
                    unos novios perfilan

presupuestos en tardes otoñales:
                    el coste de su dicha.

Sin alas, silenciosas por los aires,
                    van aves ligerísimas,

eléctricas bandadas agoreras,
                    cantoras de noticias,

que desdeñan las frondas verdecientes
y en las radios anidan.

A su paso se mueren -ya no vuelven-
                    oscuras golondrinas.

Dos amantes se matan por un hilo
                    -ruptura a dos mil millas-;

sin que pueda salvarle una morada
                    un amor agoniza,

y Iludiéndose el teléfono en el pecho
                    la enamorada expira.

Los maniquíes su lección ofrecen,
                    moral desde vitrinas:

ni sufrir ni gozar, ni bien ni mal,
                    perfección de la línea.

Para ser tan felices las doncellas
                    poco a poco se quitan

viejos estorbos, vagos corazones
                    que apenas si latían.

Hay en las calles bocas que conducen
                    a cuevas oscurísimas:

allí no sufre nadie; sombras bellas
                    gráciles se deslizan,

sin carne en que el dolor pueda dolerles,
                    de sonrisa a sonrisa.

Entre besos y escenas de colores
                    corriendo va la intriga.

Acaba en un jardín, al fondo rosas
                    de trapo sin espinas.

Se descubren las gentes asombradas
                    su sueño: es la película,

vivir en un edén de cartón piedra,
                    ser criaturas lisas.

Hermosura posible entre tinieblas
                    con las luces se esquiva.

La yerba de los cines está llena
                    de esperanzas marchitas.

Hay en los bares manos que se afanan
                    buscando la alegría,

y prenden por el talle a sus parejas,
                    o a copas cristalinas.

Mezclado azul con rojo, verde y blanco,
                    fáciles alquimistas

ofrecen breves dosis de retorno
                    a ilusiones perdidas.

Lo que la orquesta toca y ellos bailan,
                    son todo tentativas

de salir sin salir del embolismo
                    que no tiene salida.

Mueve un ventilador aspas furiosas
                    y deshoja una Biblia.

Por el aire revuelan gemebundas
                    voces apocalípticas,

y rozan a las frentes pecadoras
                    alas de profecías.

La mejor bailarina, Magdalena,
                    se pone de rodillas.

Corren las ambulancias, con heridos
                    de muerte sin heridas.

En Wall Street banqueros puritanos
                    las escrituras firman

para comprar al río los reflejos
                    del cielo que está arriba.
Un hombre hay que se escapa, por milagro,
                    de tantas agonías.

No hace nada, no es nada, es Charlie Chaplin,
                    es este que te mira;

somos muchos, yo solo, centenares
                    las almas fugitivas

de Henry Ford, de Taylor, de la técnica,
                    los que nada fabrican

y emplean en las nubes vagabundas
                    ojos que no se alquilan.

No escucharán anuncios de la radio;
                    atienden la doctrina

que tú has ido pensando en tus profundos,
                    la que sale a tu orilla,

ola tras ola, espuma tras espuma,
y se entra por los ojos toda luz,
                    y ya nunca se olvida.
Helas, helas por do vienen
La Corruja y la Carrasca,
A más no poder mujeres,
Hembros de la vida airada.
Mortales de miradura
Y ocasionadas de cara,
El andar a lo escocido,
El mirar a lo de l'Hampa.
Llevan puñazos de ayuda
Como perrazos de Irlanda,
Avantales voladores,
Chapinitos de en volandas.
Sombreros aprisionados,
Con porquerón en la falda,
Guedejitas de la tienda,
Colorcita de la plaza.
Mirándose a lo penoso,
Cercáronse a lo borrasca,
Hubo hocico retorcido,
Hubo agobiado de espaldas.
Ganaron la palmatoria
En el corral de las armas,
Y encaramando los hombros.
Avalentaron las sayas.
CORRUJA: «De las de la hoja
Soy flor y fruto,
Pues a los talegos
Tiro de puño.»
CARRASCA: «Tretas de montante
Son cuantas juego;
A diez manos tomo
Y a dos peleo.»
Luego, acedada de rostro
Y ahigadada de cara,
Un tarazón de mujer,
Una brizna de muchacha
Entró en la escuela del juego
Maripizca la Tamaña,
Por quien Ahorcaborricos
Murió de mal de garganta.
Presumida de ahorcados
Y preciada de gurapas
Por tener dos en racimo
Y tres patos en el agua,
Con valentía crecida
Y con postura bizarra
Desembrazando a los dos,
En esta manera garla:
[MARIPIZCA:] «Llamo uñas arriba
A cuantos llamo,
Y al recibo los hiero
Uñas abajo.
»Para el que me embiste
Pobre y en cueros,
Siempre es mi postura
Puerta de hierro.»
Rebosando valentía,
Entró Santurde el de Ocaña,
Zaino viene de bigotes
Y atraidorado de barba.
Un locutorio de monjas
Es guarnición de la daga,
Que en puribus trae al lado
Con más hierro que Vizcaya.
Capotico de Antemulas,
Sombrerico de la carda,
Coleto de por el vivo,
Más probado que la pava.
Entró de capa caída,
Como los valientes andan,
Azumbrada la cabeza
Y bebida la palabra:
[SANTURDE:] «Tajo no le tiro,
Menos le bebo;
Estocadas de vino
Son cuantas pego.»
Una rueda se hicieron;
¿Quién duda que de navajas?
Los codos tiraron coces,
Azogáronse las plantas;
Trastornáronse los cuerpos,
Desgoznáronse las arcas,
Los pies se volvieron locos,
Endiabláronse las plantas.
No suenan las castañetas,
Que de puro grandes, ladran,
Mientras al son se concomen,
Aunque ellos piensan que bailan.
Maripizca tornó el puesto,
Santurde tomó la espada,
Con el montante el Maestro
Dice que guarden las caras.
[MAESTRO:] «De verdadera destreza
Soy Carranza,
Pues con tocas y alfileres
Quito espadas.
»Que tengo muy buenos tajos
Es lo cierto,
Y algunos malos reveses
También tengo.
»El que quisiere triunfar,
Salga de oros,
Que el salir siempre de espadas
Es de locos.»
MAESTRO: «Siente ahora la Corruja.»
CORRUJA: «Aquesta venida vaya.»
MAESTRO: «Jueguen destreza vuarcedes.»
SANTURDE: «Somos amigos, y basta.»
MAESTRO: «No es juego limpio brazal.»
CORRUJA: «Si no es limpio que no valga.»
MAESTRO: «Siente vuarced.»
SANTURDE:                             «Que ya siento,
        Y siento pese a su alma.»
Tornáronse a dividir
En diferentes escuadras,
Y denodadas de pies,
Todas juntas se barajan.
Cuchilladas no son buenas,
Puntas sí de las joyeras.
[MAESTRO:] «Entráronme con escudos,
Cansáronme con rodelas;
Cobardía es sacar pies,
Cordura sacar moneda.
»Aguardar es de valientes
Y guardar es de discretas,
La herida de conclusión
Es la de la faltriquera.»
Cuchilladas no son buenas,
Puntas sí de las joyeras.
[MAESTRO:] «Ángulo agudo es tomar;
No tomar, ángulo bestia;
Quien viene dando a mi casa,
Se viene por línea recta.
»La universal es el dar;
Cuarto círculo, cadena;
Atajo, todo dinero;
Rodeo, toda promesa.»
Cuchilladas no son buenas,
Puntas sí de las joyeras.
[MAESTRO:] «El que quisiere aprender
La destreza verdadera,
En este poco de cuerpo
Vive quien mejor la enseña.»
Pilot Sep 2014
No soy de aquí.
Yo nunca fuera de aquí.

Es tiempo para regresar a casa.

Mirando a las paredes
Un grupo de bailarines
Bailando hasta que el mundo terminará
Sus pies en forma perfecta
Y sus manos abiertas
¿Por qué ellas no bailan por mi?

El mundo está bailando
La gente está cantando
Pero siento cómo mi vida está terminando.

Esta noche,
Siento un poco mal
Soy cómo un animal
Con mi cabeza colgando de las ventanas

Es tiempo para regresar a casa.

Esta es mi canción final,
Mi canción final.
Pensamientos profundos
Y bailando...

...hasta que el mundo terminará.
I´ll add an English translation as a separate poem.
Jacobo Raymundo Jun 2013
Ayer  era así oscuro
Viví sin la sonrisa
-El sol- de mi diosa
No pude ver el futuro
Respirar estuve demasiado duro
Necesite mi mujer hermosa
¡Por Dios! Ella es preciosa
Soñé sobre sus belleza infecciosa

En eso sueño, floto en los nubes
Los ángeles cantan y bailan con amor
En Al alto de mi corazón, Te engarbes
Nuestro es más hermosa que un ciclamor
Leydis Jun 2017
Tengo olor de tierra.
Tengo sabor de café y miel en la lengua,
Tengo un saxofón, un acordeón y un par de teclas que caminan.
Que se mueven despacio,
que también saben violentarse, jadeándose entre pasos
al ritmo de un guaguancó.
Se liberan al ritmo de un son cubano,
Se rompen la espalda en una quebradita, pues soy chaparrita.
Un Merengue suavecito de mi adorada Quisqueya.
Mi patria bella, con sus mulatas, y azúcar en la cintura.
Llevo a Puerto Rico en una Salsa o una Bomba y Plena que espante la monotonía,
y en una Cumbia Colombiana, me conecto a todos mis paisas.
Llevo un gaucho argentino con un Mate, un Gardel y un buen Tango en el corazoncito.
Entre doble pasos va saliendo mi espíritu gitano.
Voy moviendo el piso al sonido de un Flamenco.
y si llegan a sentir una Zamba se transportan mis pies a Brasil
y bailo y hablo en portugués.  

No, yo no tengo patria, llevo la música en el alma.
No, yo no soy bailarina.
Si, voy viajado el mundo en sonidos de artistas con sueños.
Yo soy negra y a puro orgullo,
fluye por mi cuerpo el sonido del pueblo,
Los tambores de África percutan por mis pies.
Yo soy del sonido que alegre mis pies.
Yo soy del país que me acoja en su ritmo.
Yo soy del mundo,
Yo soy música.
Yo soy los pies que bailan por la paz,
por la justicia,
por la igualdad.

Yo soy música y no más!

LeydisProse
6/9/2017
https://m.facebook.com/LeydisProse/
Paulette Mayoral Sep 2020
En medio de la sala. Sobre el piso de madera. Entre la calidez del momento.
Un racimo de flores le da vida a la mesa en la que reposa.
El silencio es un fantasma que posee la casa.
Y han tocado le puerta.
Me sonríe. Se invita a pasar. Se invita a quedar.
Los colores de las flores bailan alrededor de mí. El silencio se ha marchado.
El sol es más brillante. El sol entra por todos lados. El sol es más alegre. El sol ha llegado.
Se invita a marchar.
Los cristales se quiebran. El viento destruye. La casa se inunda. El sol se ha ido.
Los colores están exhaustos. Se han detenido a descansar.
Y yo. Yo tengo que limpiar.
En medio de la sala. Sobre el piso de madera. Entre la calidez del momento.
Y han tocado la puerta. O tal vez yo he tocado la puerta.
Me sonríe. Le invito a pasar.
Habla el idioma de una tierra lejana.
Los colores han aprendido una nueva coreografía. Les he dicho que se detengan, pero están entusiasmados. Corren. Juegan. Bailan.
Es primavera.
El sol brilla. El sol sonríe. El sol ha regresado.
El verde olivo se une a la danza de los colores.
Se invita a marchar. O tal vez yo lo hice.
La luz prepara su discurso de despedida. La brisa se vuelve huracán. Las ventanas colapsan. Las cortinas se sacuden. La casa se inunda.
Tengo que limpiar.
En medio de la sala. Sobre el piso de madera. Entre la calidez del momento.
El silencio regresa como si hubiese sido invocado. Recorre las habitaciones. Escucho la ausencia del sonido subir las escaleras.
No sé qué busca. Le invito a pasar las tardes y las noches conmigo. En la calidez del momento.
Y han tocado la puerta.
Esta vez sin respuesta.
Borges Jun 2017
En este menester dado de acordinacion y todo, empezaremos.

Todas se van en un barco, algunas se quedan y pensaran en **** y el todo, quedaran con las sensaciones libres de otras metas en sus mentes.

Teniendo el balance de todos los años, se acordaron de el barco donde estaban, fueron una por una tomando sus vitaminas, recuerdos de piel.

Los hombres se les pegaban con accordiones, ellas gustan más acción, o menos mal les bailan.

Al menos tienen en ellas algo que considerar, de muchos gustos y más arena, el mar da.
todas las niñas cantan en Melody Spring
todos los niños bailan en Melody Spring
y las ancianas tejen los ancianos fuman sus pipas de espuma de mar de Melody Spring
menos chester carmichael muerto en el otoño de 1962

previamente se había deshojado como un árbol
plumas vientos pedazos de memoria se le fueron cayendo
lo último fue una mujer o lo que quedaba de una mujer
semirroída masticada seca y aún fosforescente
que iluminó a chester carmichael noches y noches
y no se apagó todavía y brilla donde empieza el camino del sur

él está oscuro:
no tanto por eso de la tierra y la muerte
el tiempo le trabajó la cara como un angelito
y ahora está desnudo de alternativas decadencias furias
entre suaves raíces y demás compañeros de estación

se acabó chester carmichael
se fue con nardo en la mano acompañado por cien mil monos
que cantaban bailaban como las niñas y los niños de Melody Spring
no hubo sollozos gritos flores sobre su corazón
solo un pájaro bello que lo miraba fijo
y ahora vigila su cabeza

¡ah pajarito!
cada tanto se inclina sobre chester carmichael y oye lo que está devolviendo

tranquilo como el sol
cuando en Toledo Ohio andrew sinclair
empezó a caminar sobre el mundo
dijo "esto es así" y no lloró
pensó lo verde de la época

acostó la cabeza en los pechos maternos como fatigado de pronto
por tanta comprobación
los pechos daban flores de leche que caían al piso
y calentaban la memoria
ahora que andrew sinclair es grande

andrew sinclair es grande o es triste
con candelas encendidas pasó lo bajo de la noche
¡oh corazón ardiente hecho pedazos!
los fue sembrando como fieras o furias

¿pero andrew sinclair está aquí?
¿todavía hace sonar su tristeza como un terrible cañón?
¿no caza pajaritos?
¿anda por ahí andrew sinclair?

en la mitad de su memoria la mamá está de pie
dándole de comer a las gallinas o lavando los platos
con manos lentas bellas grises
que daban brillo como el sol

y abrigaban al andrew sinclair ¡ah caminante!
los demonios del valle le comieron los pies
pero él se inclinaba bajo el sol
brillando como madre

los demonios tiene dos cuernos en la cabeza y pelos en los pies
y echan llamas por la boca y el culo
se comen los ratones sin pelar
bailan como gitanos se beben de un trago medio balde de agua

pero andrew sinclair no
él tiene un joven corazón
lleno de islas con tigres y garzas
bellísimo bellísimo

abajo de andrew sinclair había un río
y más abajo un sol
y debajo la noche
para nosotros dos
maybe marc Feb 2018
eres un respiro;
un claro en medio del bosque.
se pide perdón con la lengua
sin siquiera decirlo.
akí hay aktivismo a golpes,
una gotita de sangre calentándote la cara con su caída.
en los ríos la calma que da balance a la violencia
en la lluvia una oportunidad para empezar de nuevo.
se respiran flores amarillas y moras
dejándote un gustito dulce en la garganta;
con ganas de un día más acá.
las hojas bailan como bailé yo la noche de ayer
sin ningún esfuerzo
dejándose llevar por el ritmo de la brisa.
caminar por tus calles una confusión conocida,
perderme en tí es lo más lindo.
quiero una conversación eterna contigo,
ver como das vuelta todo lo que pensé que eras;
que escuches mis penas pisando tus caminos,
que me limpies el corazón con una botella de vino
y los actos amables que se esconden en tus esquinas,
detrás de las cortinas de tus casas de hojalata.
¡Cuántas, cuántas tiene el mar,
cuántas alegrías!

Seres de luz, sobre el agua,
bailan, en puntillas.

¡Qué bien acaban las ondas:
mueren bailarinas!

En las azules tramoyas
fiestas se perfilan.

Ni olas, ni reflejos son
todo lo que brilla.

Ni espumas son las que juegan,
ya desvanecidas.

Es la comedia que el gozo
monta cada día.

La constancia en lo feliz.
Sí, las que se obstinan

felicidades, en ser.
¡Tesón, en la dicha!

Las alegrías, al mar,
nunca se le quitan.

Entonces, ¿por qué estoy yo
con mano en mejilla?

¿Suyas, mías, qué más da,
si están a la vista,

al aire, al sol, refulgiendo
sus cuerpos de ondina?

¿Si todos los gozos suyos,
todos, me los brinda,

como la vida, a diario,
me ofrece mi vida,

con sólo aceptar la luz
que otra aurora envía?

Alegrías que me falten,
él me las fabrica.

Desde sus lejos profundos
a mí se encaminan.

Y aquí en los ojos, las suyas
se vuelven las mías.
Noscodeqteo Oct 16
Que brillo tan suave el que tus filamentos sueltan.
cuando bailan, se deslizan y se tropiezan.
al son de mis dedos acariciando tu frente indefensa,
un beso y calma.
Que serena pero a la vez llena calma.
Contemplo el momento sin saber que el siguiente vendría,
Algún día.
Como esta noche, solo por el recuerdo de esa alegría.
martin v Jan 2021
estoy completamente perdido en el añoramiento que te tengo
te veo y encuentro cosas hermosas que envidio
te escucho y mis oídos bailan una danza de felicidad y comodidad aguda,
pues no hay mejor sonido que el de la seguridad plena

siento la atracción efímera y la lujuria inconstante solo con recordarte
la manera patética y fantástica en la que tus ojos y tu sonrisa iluminan todo por lo que son observados

la grandeza entera del universo está condensada en ti y es injusto para los planetas y las estrellas

eres el motor de la vida,
las abejas recogen el pollen soñando con la posibilidad de que seas tu la que consuma su miel
y los árboles compiten por ver quién dura más tiempo vivo,
solo por que aún existe la posibilidad de que respires el oxígeno que ellos producen

realmente devastador es,
poder tener el privilegio inmenso de compartir un romance foráneo contigo, y no poder tenerte cuando el sol se vuelve en luna

hay momentos en los que no deseo nada más
y de todas formas mi cobardía no me permite escapar de la seguridad aburrida y gris de mi estado actual

mi sueño es que algún día coincidamos en nuestros deseos
que llegue el: o grandioso momento anhelado y esperado en el que la mescolanza amarga y la inseguridad lamentable se conviertan en
decisión ambiciosa y confianza violenta
para que por fin podamos adorar al otro como merecemos ser adorados
Leo Janowick Mar 2019
te he estado esperando
pensando en ti
echándote de menos
y ahora estas aqui
no perdamos un momento

Ven a mi
besos profundos y apasionados
Mantenido cerca en el abrazo del amor
lenguas bailan una samba silenciosa
y el mundo se aleja

Tranquilidad tranquila de respiraciones contenidas
susurro de te amo suavemente
tierna es el toque de anhelo
nuestro calor avivando las llamas
a medida que las pasiones se hacen más fuertes

me llevas en lujuria carnal
tu bestia despierta hambriento
devorame con gusto
Soy solo un sabroso bocado
Y quiero ser tu placer gastronómico .

~

I've been waiting for you
thinking about you
missing you
and now you're here
let's not waste a moment

come to me
kisses deep and passionate
held close in love's embrace
tongues dance a silent samba
and the world falls away

quiet earnest of bated breathes
whisper of I love yous softly
tender is the touch of longing
our heat fanning the flames
as passions grow stronger

you take me in carnal lust
your beast awakens hungry
devour me with relish
I am but a tasty morsel
and I want to be your dining pleasure...
Voy a confiarte, amada,
uno de los secretos
que más me martirizan. Es el caso
que a las veces mi ceño
tiene en un punto un mismo
de cólera y esplín los fruncimientos.
O callo como un mudo,
o charlo como un necio,
suplicando el discurso
de burlas, carcajadas y dicterios.
¿Que me miran? Agravio.
¿Me han hablado? Zahiero.
Medio loco de atar, medio sonámbulo,
con mi poco de cuerdo.
¡Cómo bailan, en ronda y remolino,
por las cuatro paredes del cerebro
repicando a compás sus consonantes,
mil endiablados versos
que imitan, en sus cláusulas y ritmos,
las músicas macabras de los muertos!
¡Y cómo se atropellan,
para saltar a un tiempo,
las estrofas sombrías,
de vocablos sangrientos
que me suele enseñar la musa pálida,
la triste musa de los días negros!
Yo soy así. ¡Qué se hace! ¡Boberías
de soñador neurótico y enfermo!
¿Quieres saber acaso
la causa del misterio?
Una estatua de carne
me envenenó la vida con sus besos.
Y tenía tus labios, lindos, rojos
y tenía tus ojos, grandes, bellos...
Jessica Apr 2020
Es increíble lo que me haces sentir
Cómo mis pelos se erizan
Al contemplar cada pestañeo que das
El cómo mis piernas y brazos se enroscan
Intentando negar este sentimiento
Y la manera en que desvío mi mirada
Cada vez que me das la tuya
Es increíble cómo te desenvuelves conmigo
Y la forma en que bailan las palabras que salen de tu boca

Pero es mas increíble aún
Cómo me abrazas de noche
Apagando cada llama de ira de mi interior
Y apaciguando cada mía llaga con tus besos

El sabor de tabaco en mi boca
Debe ser feo mas que la Yuta madre
Pero en el encontras dolor
Comprendes mi amargura
Para que moverme de donde estoy
Si plena ya estoy
Pregunta polemica: es estetico usar malas palabras en poemas? #papensar

— The End —