No sé cuánto tiempo llevo nadando,
no sé si fueron horas o años,
no sé si se alzó la marea o si sus olas me arroparon,
si mantuve la respiración por un tiempo prolongado
o si perdí la noción del porqué tan lejos estaba navegando.
No sé cómo hasta aquí he orillado, ni
cuantas tormentas encontré en esos mares.
No sé si he llegado a las costas del engaño,
si me enganche a una historia ya finalizada,
si ancore en el puerto anhelado o si ya he muerto
y este Vergel es solo producto de una visión malograda.
Recuerdo ver delfines jugando,
no sé si me lo imagine, pero creí escuchar
campanas a un encuentro festejando.
No sé si en realidad te he encontrado
o si otra vez te has reasentado, forzándome
nuevamente a seguir nadando.
He llegado sin saber cómo ni cuándo..,
solo llegue.
Todo se echó a perder en esas turbulentas aguas,
después de toda esta travesía, solo ha sobrevivido
aquel poemario que te dedique hacen años.
Aquel poemario que describió los besos
de un amor atado por algo menos vano
que deseos corporales. Dos cuerpos que en su tiempo,
convirtieron lo físico en elementos transcendentales.
Un amor que nado en aguas negras pero nunca se convirtió en fango.
Aquella historia, que entablo porqué el agua versa con la montaña,
porqué un amor sin veredas es un amor sin esperanza.
Nade con todos los versos que te dedique hace algún tiempo.
Nade esperanzada en orillarme en tu mirada.
Nade sin importar distancia, cansancio o trabas.
Nade hacia tu encuentro, arropada por la playa de tu alma,
que me pedía desde lejos, que te encontrara para inventarnos
otro renacimiento de amor con nuevos granos.
©LeydisProse
5/21/2018
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