Vino un niño
y me dijo:
no hay nada lindo en vos.
Vino un dios
y me dijo:
no hay nada bueno en vos.
Vino a quien amaba
me dijo que ya no aguantaba
toda la mierda que sale de mis penas,
y que iba a buscarme
en alguien mejor.
Sus voces hacen eco
en mi boca.
Me dejan mal sabor,
con ganas de vomitar
mi cadáver.