Como luz del océano,
que llega hasta la orilla,
bajo el fuego del alma,
no se pierde en la noche.
Tú que vives creyendo,
y esa luz que te guía,
alumbra tu caminar,
y tu motivo es avanzar.
Con la luz del corazón,
sin filtros ni con maldad,
con lucha y fuerza vital,
amas siempre de verdad.
Persigue tu sueño,
sin pausa ni tregua,
sigue tu reflejo
y ve siempre a por más.
Si al ocaso de la noche,
o en días tenebrosos,
cuando la fuerza flaquea,
mira siempre al interior.
Quien sabe levantarse,
con alma y sinceridad,
quien nunca se rinde,
y ama de verdad.
Sé siempre tú mismo,
sin mirar a los demás,
firme, recto y seguro,
y así siempre a por más.
Si ante tiempos oscuros,
te aferras al interior,
destierras todo el dolor,
y te guías por la claridad.
Siempre viva será tu luz,
y tu esencia de bondad,
sin dar pasos en falso,
ni miradas hacia atrás.
Tu don es ser tal cual,
y tu brillo inmortal,
nunca apagues tu verdad,
respetando a los demás.
Como luz del océano,
que llega hasta la orilla,
tu ser nunca se apaga,
tu amor siempre es vital.
¡Nunca apagues tu verdad!
¡Nunca apagues tu verdad!