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Edgar Rosas
Rosas
I still like these.
Eric Rosas

Poems

¿Qué es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
Mi amante besóme las manos, y en ellas,
¡Oh gracia! brotaron rosas como estrellas.

Y voy por la senda voceando el encanto
Y de dicha alterno sonrisa con llanto
Y bajo el milagro de mi encantamiento
Se aroman de rosas las alas del viento.

Y murmura al verme la gente que pasa:
-«¿No veis que está loca? Tornadla a su casa.
¡Dice que en las manos le han nacido rosas
Y las va agitando como mariposas!»

¡Ah, pobre la gente que nunca comprende
Un milagro de éstos y que sólo entiende,
Que no nacen rosas más que en los rosales
Y que no hay más trigo que el de los trigales!

Que requiere líneas y color y forma,
Y que sólo admite realidad por norma.
Que cuando uno dice: -«Voy con la dulzura»,
De inmediato buscan a la criatura.

Que me digan loca, que en celda me encierren,
Que con siete llaves la puerta me cierren,
Que junto a la puerta pongan un lebrel,
Carcelero rudo, carcelero fiel.

Cantaré lo mismo: -«Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen».
¡Y toda mi celda tendrá la fragancia
De un inmenso ramo de rosas de Francia!
Fa Be O  Feb 2013
Rosas
Fa Be O Feb 2013
No esperaba y no quería
Rosas de compasión,
Dijiste que eran las gracias
Por lo que hemos pasado.
Me dio risa.
El premio de consolación?

Espera, pero tu cara era tierna,
Y las rosas si me gustan,
Y no fue otra cosa
Sólo tristeza;
En otra relación hubiera sentido
Felicidad y gusto,
Pero contigo solo fue
Otro recordatorio de que
No somos convencionalmente
Lo que yo quiero.

Pero esas rosas
Que yo pensaba despreciar,
Esas rosas me salvaron.
Yo pude hablar.
Y creo que entendimos,
Esta vez nos comprendimos
Y creo que te alcance,
Por fin te llegue.
2/16/2013
Porque contemplo aún albas radiosas
y hay rosas, muchas rosas, muchas rosas
en que tiembla el lucero de Belén,
y hay rosas, muchas rosas, muchas rosas
gracias, ¡está bien!

Porque en las tardes, con sutil desmayo,
piadosamente besa el sol mi sien,
y aun la transfigura con su rayo:
gracias, ¡está bien!

Porque en las noches una voz me nombra
(¡voz de quien yo me sél), y hay un edén
escondido en los pliegues de mi sombra:
gracias, ¡está bien!

Porque hasta el mal en mí don es del cielo,
pues que, al minarme va, con rudo celo,
desmoronando mi prisión también;
porque se acerca ya mi primer vuelo:
gracias, ¡está bien!