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Oigo voces
que no entiendo
aunque sean en mi lengua.
Me especialicé
en escuchar a las piedras.
Suena el agua de otra lluvia.
Los gusanos se confunden
y se secan.
Blanco.
Parece tan puro,
tan frío,
tan suave.
Pero no es nieve.
Ni es frío,
ni puro,
ni dulce,
ni sacia tu sed.
Rojo,
parece encendido,
furioso,
amenaza.
Pero no es fuego,
ni daña,
ni grita,
ni quema tu piel.
Mi vida,
bajo tu manta,
tú eres el lago de sal,
y yo el atardecer.

— The End —