No vivo sin ellas Las necesito; son mi somnífero consentido. Me quitan el traje de la cordura, sin consentimiento. Una enigmática sonrisa emana de ti seguidos por un vaivén que me vuelve loca. Sutiles como tu mirada y suaves como la brisa. Cierro mis ojos ahogada en una lluvia de orgasmos Provocados por ellas, por ti. Me tienen insaciable me tienes enamorada. Y es que, amor, ¿qué sería de mi sin esas inmejorables manos?