Seremos los muertos de hambre del futuro, un desencanto para el capital nacional, las bocas vacías por la pasión, por la entrega del arte total.
Los que no serviríamos ni para basura, los que les pintan las tetas feas, los de las letras polémicas.
También seremos los que se levantarán con el puño al aire y la bandera negra, los de los sueños concretos que no serán tomados en cuenta.
Hasta que levantemos nuestras voces seremos y no seremos nadie, nos esconderemos tras la voz de los mártires; quejándonos de guerras y genocidios.
Haremos las preguntas más indecentes y daremos pocas respuestas a los necios. Dudaremos más de nosotros que de cualquiera y estaremos seguros del costumbrismo, del conformismo de los demás.