Desde que decidiste hacerte grande moriste mil veces de dolor, desde que compartiste tu arte se apagó la fantasía.
Tu error fue conformarte; militar de alfombra gris, militar sin combatir, sin alzar tu bandera.
En el momento de proclamación no hay vuelta atrás. Te aceptas sin prejuicios impuestos por la barbarie emparentada y te dejas caer al fondo donde sólo existe la gloria.
Cuando te despojas de la cortedad vives la gratitud culminante; sábana que te arropa hasta la muerte, nudo de culpabilidad saturada. Opcional... Lo que no es la muerte; lo es la grandeza.