Se ven mis manos comprometidas a tocarte hasta el último rincón de tu cuerpo para hacerte sentir divina, mas la distancia se hace invencible y se quedan las ganas en el aire, volando transparentes sin que nadie las note.
Esos silencios que guardas son tan tuyos que me alejo, te adornan la mirada. No evito tus refugios, ni tus lloros, veo como se adormecen en tus letras y me hacen pesar.
No soy luz de alegría, me disfrazo de ella para ver tu sonrisa pasear por mi cabeza. El sol se pone en la curva de tu espalda, es todo lo que puedo ver, lo que conozco.
Por eso sé, que no importan… Las memorias raras y los días grises, importa las mañanas que me da tu existencia, tu luz.