Brillo que adormece tu mirada como el pasar de la brisa cálida, con el sonido de los pájaros como en el auto-retrato.
Las manos que toquen tu piel que dichosas son al quemarse con el calor de tu tez.
Vas caminando por ahí, atravesando tu cuerpo al blanco y *****, tonteando con la perfección. Los suelos sonríen con tu paso, haces que flote en porvenir.
Se vuelven los mares en pedazos que después he de vivir sola y atada a tu regazo, para poder existir. Noto los vinos y los pardos de tus labios desde aquí.