Por qué no inventarnos alguna excusa tonta para volver a ser novios, para no extrañarnos más. Encontrarte hermosa entre mis brazos tristes. Empezar otra vez como si no supiera todo de ti, y jugar con las respuestas que conozco perfectamente.
Inventarme otra excusa, y luego, besar el carmín de tus labios de rosa. Tocar tu piel. Tus mejillas. Acariciar tu espalda y las medias lunas que le suceden.