Aún queda espera. Aún sueño junto a ti. ¿Eres un fantasma, uno de los que me escoltan en la penumbra?
Pero te llevo dentro: no eres una carga, eres una costilla más de mi esqueleto.
¿Vendrás conmigo a donde vaya? Si no puedes, no hay problema.
Llévame donde la tierra no es de asfalto, donde el calzado era un estorbo y el polvo olía a lluvia antigua. Donde el auto era un mito lejano, el agua, un elixir, y la cosecha, la promesa del mañana.
¿Te apiadarás de mí? ¿Me llevarás a oler la tormenta bajo un techo de teja y barro?.
Vamos al cine donde la pantalla aún es un parpadeo en blanco y *****. Yo abro la puerta. Yo te ayudo a subir los escalones.
Yo estaré de pie en el vagón y tú sentada, tú llevarás el paraguas y yo las risas.
Acompáñame. Aunque sea solo esta noche. Nuestro mundo es este sueño donde hasta las pesadillas tienen sabor a belleza.
No importa si mañana debo despertar. Tú eres lo que siempre quise y algunas noches—sin tu nombre, sin tu rostro—soy el hombre más afortunado del mundo.