Pequeños flashes de cámara apuntan a mi cabeza: imágenes en blanco y *****, fotos que nunca existieron.
En algunas corremos por prados; en otras miramos atardeceres. Tomamos café, llueve, leemos poesía.
Sonreímos cuando las miradas se encuentran; cuando pronuncias mi nombre y yo sostengo el tuyo, un nombre que baila entre mis labios y vuela con el viento.
Recuerdos inventados, golondrinas que hacen nidos a lo lejos: en árboles caídos, en techos abandonados. Allí permanecen, como memorias de cosas que nunca fueron.