A veces pienso tan hondo que el silencio me queda estrecho. Escribo lo que el alma calla y el mundo lo mira… perplejo.
Me pierdo en mares de dudas, me abrazo a preguntas sin fin. ¿Es un don ver tan profundo, o un error que aprendí sin sentir?
Camino distinto al resto, no por querer destacar… sino porque el alma que piensa no sabe cómo ocultar las luces que lleva dentro ni las sombras que quiere sanar.
Me dicen: “Eres tan raro, tan poeta, tan sentimental…” Y me miro en mi reflejo y digo: ¿soy muy filósofo… o hice algo mal?
Pero no, no hice nada malo. Solo aprendí a mirar el mundo con los ojos del corazón.