Estos poemas —antes cicatrices, antes noches sin luna— ahora son losas de mármol pulidas por el tiempo.
Me presento ante ustedes: almas con maletas de dolor. Aquí, mi pecho es mesa, mis versos, estantes.
Guarden sus recuerdos en las vitrinas limpias. No hay candados, ni boletos de entrada. Solo una regla: "Trae tu vacío, y llévate el eco de lo que un día también fue alegría."
El mármol no miente. Mira cómo brilla aunque lo tallaron con lágrimas.