Verte otra vez será la calma que necesita para sanar mi pecho, de los tormentos punzantes que atacan a mi corazón y bloquean mis sentidos, como dagas envenenadas caídas desde grises nubes, por el desespero de tu ausencia y la agonía tortuosa de la duda.
Verte otra vez será un verano lleno de pasiones lascivas y sensaciones ardientes, como los volcanes de fuego que erupcionan con cada beso entre tu boca y la mía. Un reencuentro de miradas cafés y el arrebato de sabores furtivos, como la miel que destilan tus labios y el néctar dulce de tu piel.
Verte otra vez será estremecimiento cuando mis dedos surquen tu piel, y un torbellino de mariposas que se engendra a gusto en mi pecho, esperando a sentir las caricias de rosa y tus olores primaverales, como la hierba verde, empapada por el rocío de un enero que comienza, prometiendo el diluvio del amor.