¿Te acordas? Cuando el mundo solía ser una película y vos eras la protagonista. Cuestión de suerte para mí, porque los pobres diablos viviendo en el Polo Sur eran extras que nunca iban a llegar a la pantalla, pero yo era tu personaje secundario, y cuando estaba con vos, las cosas también se jugaban el cuello para girar a mirarme. La vida estaba a la espera de lo próximo que íbamos a hacer juntas. Todo era un invento, todo estaba guionado, todo una coreografía. Alguien orquestó años de salidas y llegadas a la terminal de tren solo para que nosotras pudiéramos tomarlo una vez. Las noticias solamente existían mientras tuviéramos la tele prendida. Las tormentas eran una nube gigante siguiéndonos a todos lados. Así se sentía. Como si todo nos siguiera, y como si fuéramos a seguirnos a cualquier parte.