Arrástrame. Arrástrame en tu agonía insondable, en tu asfixiante desasosiego. Llévame con vos, no me abandones. ¿Acaso no percibís que soy capaz de hundirme en tu abismo, de romperme entre tus grietas, simplemente para emerger juntas, redimidas? ¿No sentís, como yo, la melancolía que nos anida en cada rincón de esta cama, saturada de placer y despojos?
Arrástrame al precipicio más hondo, sumérgeme en tu tormento. No me excluyas, no huyas. Estoy dispuesta a ser parte de este caos que nos envuelve. Hacer mío el dolor que respirás. Hay algo adictivo en compartirlo,un éxtasis que enciende mi deseo, un abismo tan perversamente dulce.
Húndete conmigo en esta incertidumbre que nos devora.
Besa mis labios, acaricia mi espalda, y deja que tus manos memoricen cada centímetro de mi cuerpo. Me estremezco en el vértigo del placer; puedo sentirlo, quiero sentirlo.