Albergo, en el rigor de mi memoria Flashes que abundan entre nosotros Cada vez que os recuerdo entera y viva.
Tu estela elevaba el calor, mientras expuestos ante el encuentro propicio Aquel caótico y asimétrico suplicio.
Sazón de cuatro copas de vino, marcaron la noche, cuando la luna bajaba sincera Y hace de testigo compañera.
Frente al humo, una unión cinética Entre la música y las danzas artísticas. Un acorde de guitarra, el sutil indicio de una bailarina boyante, en su estela aquella noche marinera.
Entre un tango melancólico Un opus magnético, la grandiosa sinfonía.
No le pidas al caminante Que olvide fácilmente El calor de los labios, la fuerza de tu aura Esa tántrica melodía. Aquel prefacio, una fusión de opuestos Que cuando atraen El magnetismo sabe hacer clima Prolongando el éxtasis en el tiempo.
Ese recuerdo que albergo Me ha servido de sustento Para continuar trazando la ruta El camino por recorrer Que el viajero emprende En busca de la verdad y la vida Que encuentro en la poesía De esta proclama, un pronunciamiento
Cada vez que el recuerdo de un amor Ha de servir para amar al presente y el mundo.