No te culpo por lo que pasó entre nosotros. Nuestro amor náufrago se había quedado varado en momentos vacíos. Como páginas rasgadas en libros que compramos y nunca leímos, los colocamos tan alto en libreros ahora cubiertos de polvo. Las mismas canciones tristes suenan una y otra vez en el fondo de mis pensamientos, pero no hay un acorde secreto que levante y encienda el fuego que una vez ardió tan brillantemente. Llegó el invierno y con el se llevó el calor de tu cuerpo, la luz de mis ojos, el sabor de tus labios, el mismo aliento de mis pulmones, y hasta el sonido que produce tu boca cuando me dices "Te amo." Las estaciones cambiaron, y la primavera llegó sin sus flores de cerezo. Los barcos que contenían nuestras esperanzas zarparon, mientras todavía estábamos a kilómetros de darnos cuenta de lo lejos que estábamos. No queda nada, mas que el silencio ensordecedor de nosotros, cara a cara, sin nada que decir, Solo el recuerdo de nuestro amor caído, lo que una vez fue, lo que pudo haber sido. Tú y yo, no más.