En el campanario retumban las campanas, las mujeres ya salen de la misa. Las gaviotas silvan por toda la ciudad, levantando la vista puedes ver su volar. Las bombas besaron el pueblo y el fuego; todo el fuego, abrazó a su gente, pero a ella, le arropó la tristeza. Vistió durante siete semanas el ***** siendo vista por las aceras. Fue el domingo a recoger margaritas al campo El viento mueve los trigos las luces de las ventanas de todas las ventanas Veo la oscuridad de sus casas. Las estrellas en la montaña dan fogonazos de colores violentos y los animales muerden si te acercas Dios le ha traicionado y por eso ya no reza Sangre roja y azul que corre por una pared blanca Y en la panadería ya no se habla solo suena una vieja guitarra en cada esquina, en cada cuneta Los olivos quemados de las ramas a la madera, las naranjas reposando en el suelo la pasearon por todo el pueblo para que de su pecado se arrepintiera Las mantillas y las lagrimas de aquel día santo de entre los escombros; su hermano le llamó y él no respondió, toda la mañana de aquel día santo intentó despertarlo.
Ya ha llegado la primavera.
La virgen sostiene un libro Alyssa y Thalia, dos ángeles preciosos escuchan la historia con atención, frutos de Dios, en cambio yo... La serpiente está dentro de la copa bebiendo de su vino embriagándose con sus palabras pasando cuatro lunas la vida que crecía, un baso lleno de lejía abrasando su esófago, el engaño y un cuadro pintado. Despierta el pueblo. La noche y el día. El cielo y el mar. Las plantas, la poesía. La luna, el Sol y las estrellas. Las aves en el cielo y los peces en el océano. Los animales y al hombre. El hombre y la poesía. Y el descenso.