¿Y ahora qué? Es la gota que cae sobre otra gota. Es la piedra del zapato que incomoda al andar. Es el martillar de un clavo sobre arena movediza.
Encasillada en una de las tantas pajareras de concreto no se puede respirar aromas ni se puede sentir el sol, mucho menos... besar con calma, por cadenas carroñeras, mediocre humanidad.
¿Podré ser libre? Del clamor de imaginarios tácitos, de magras calles y uniformadas máscaras. Veo luces ambulantes de almas en pena, el crepitar de ásperas voces en el fuego.
Espero ansiosa al encuentro con el silencio de una montaña que se esconde en la nada y te acoge con sedoso velo.
Quiero ser viento templado y regresar a casa para ese momento de ataraxia, para ese suave respirar.
Envidio a sosegada paloma que se posa en mi ventana y me pregunto en silencio... ¿Soy yo Libertad?