¡Tela, invaluable tela! Seda de oro infinito valor, placa de honor, testimonio de mi alta, de mi cuerpo presente en momento, continuo necio, resonante, ecos; toca la pica, herida blanca en la roca queda y costra blanda, viscosa y brillante, legible; no es sino un borrador, tinta que mata, piedra que rompe, mina penetra que da paso al perdón, clemencia conseguida entre la presión de los dedos y la pluma.
Muestras de historia, de vida y mente mas nunca muerte, pero no es inmortal; acero de oro blanco, joya de fue preserva sino el minar, la extracción, el sonido de mis pisadas y mi picar, mis tarareos; mi presencia; mi pasar; mis normas; mi validez.