De la mano con el viento vacilo en instantes sombríos donde la desdicha se arropa bajo mis sábanas y me inundo en un sinfín de sinfonías macabras que me anuncian que ya no se anuncia nada
Lejana estaba la espera bajo aquel árbol, lejano está ahora el camino que solía transitar lejanos los párpados uno del otro, pues ya no se cierran mis ojos vislumbran con dolor todo lo que no ha sido
Los nocturnos acarrean mi cuerpo perdido en el maremoto intranquilo de pinturas vívidas de un pasado inalcanzable