Blanco y *****, lejano, distante, el perfume del recuerdo casi nítido, tan real, palpable y aparente, en magros cuartos, pero un silbido templado deambula tácitamente, e historias filtran de las paredes, impregnadas de rostros y sonrisas, donde ahora guardan un vacío, secretos y fantasmas que empañan sus ventanas, cae la piel escamosa de los recuerdos difuminándose por los pasillos, un rastro de cenizas y humo lánguido del suelo hasta la cornisa.