me juro mil veces en vano que no te dirigiré ni una mirada, ni una palabra pero sin pensarlo ahí estamos otra vez, con solo verte llegar se me olvidan las horas esperando una señal, una palabra, una mirada; se me olvida que ayer no dormí, por querer de almohada tus costillas; que hoy no comí, por querer probar tus labios, que mañana no viviré, por querer vivir en ti… y todo eso se me escapa, al tenerte otra vez aquí, y sin pensarlo, vuelvo a soñar, saborear y respirar.