que bonita es la soledad contigo sin necesidad de tener nada mas que unas bocinas y dos CDs pasamos horas enteras queriéndonos, aprendiéndonos, mirándonos… no faltaba ni sobraba nada, cada suspiro en su lugar, y cada beso sin estorbar. y al ritmo de una guitarra melancólica, tu respiración competía con el latido de tu corazón, ahí, sobre mi vientre, y retumbaba de mi ombligo hasta las puntas de los dedos.