inmerso en un caparazón fuertes vientos amenazan la ventana y si cambia el clima nos desvanecemos en el polvo
cambio si pienso pensar en cambio me abrazo a mis ideas y las asfixio y me duele el tiempo y me asusta la calma y me inquieta el silencio
salto a un foso lleno de fuego y me quema el frío cura rápido, pero más duele el remedio que olvidar olvidar que andamos recordándonos como constante y que lo que nos ancla a esta tierra a esta vida son las memorias
al fondo del espiral de la concha marina en la que estamos en la que estoy siento en la piel el rebotar de mil voces que me despiertan mientras crecen mis ojeras y se opaca mi espíritu
un haz de luz tras otro, tras otro, me bañan de esperanza y no me dejo y dejo que los rayos del sol sigan, y reboten y se vayan lejos
humo se escapa de mi nariz mientras muero de frío presumo estar en control mientras los venenos queman mi cuerpo por dentro y no hago nada y sí puedo
y un perro pasa caminando por el frente le ladra a un desconocido no pasa nada y eso es todo
vivimos en una casa de caracol mientras más entramos, más bajamos, más seguimos, mientras, hay menos salidas y nunca llegamos al final del camino