Mi mayor miedo antes era atocigarte, que te sientieras amarrado o encerrado conmigo. Siempre traté de darte mucha libertad para que supieras quererme y venir a mi porque tú querías y no porque yo te obligase. Lo que más me duele es que justamente intentando eso, logré todo lo contrario y ahora sé que me dejaste porque te sentiste atrapado.