Rayos iluminadores...a veces. Penumbras...otras muchas. Himnos que desaparecen en el vacío anodino con rumbo desconocido. Haces fotónicos fugaces iluminan momentáneos el espíritu y el tiempo. Al frente de la nada sónica: el silencio, veloz como la luz cómplice de algunos movimientos.
La penumbra, sin embargo, plácida se disuelve lentamente con las noches. Cuando la luz solar pierde su derroche, la oscuridad se mata con fluorescencias de avenida.