No hay forma de que no me guste tu mirada incauta de que no me gusten tus pasos ligeros de que no me vea ahí, a tu lado. Abrazando el fango llorón y triste; hueco, perdido. Me imagino todos los besos que no te he dado y muero lento. Callado y lejano me encuentro en el mar, y me imagino la noche, y me imagino las estrellas, las tuyas, las mías, las nuestras. ¿Pensarás en mí? No hay forma.