Ya no quiero saber de Viena; porque sé que no estarás ahí. ¿Y qué caso tiene cerrar mis ojos e imaginar si tú ya no vas a estar y yo no te podré follar, cuidar, e intentar amar?
Ya no quiero escribir poesía para alguien, porque mi primer poema fue para ti. Ya no quiero recitarle a nadie, porque sé que cuando lo haga se me quebrará la voz y pensaré en la vez que me pasó contigo y no lloré, y tal vez en esta si lloraré y yo y sólo quisiera que me escucharas tú.
No quiero esto.
Quiero que seas mi roca rodante, que me acompañe a todas partes.
Te quiero y te extraño, aunque hayan pasado sólo unas cuantas horas. Te quiero y te extraño. Te extraño y te quiero.
Perdona si alguna vez tienes que leer esto, lo gracioso de todo es que no estoy ni borracho ni drogado, solo muy mal