Tu poesía es hermosa y quisiera tenerlas a ambas en mi cama, hasta el amanecer. Quisiera que me recitases al oído, estando acostada conmigo, en plena madrugada, llenándome de besos sin sentido, sin objetivo, pero que aún así, sean sólo míos; como tú, mi hermoso verso colorido, mi silencio pensativo, pero nunca vacío. Mi..., sí, mi pequeña.