Por un momento pensé que todo estaría de maravilla y que iríamos a Viena juntos y que nadaríamos en un lago, desnudos. Y que cuando te viese, harías de cuenta de que en ti veía las estrellas, porque brillas.
Por unos días fantaseé que fumaríamos y bailaríamos y dormiríamos, y que al yo despertar en medio de la noche no me encontraría sólo, sudando frío y deprimido, y que podría abrazarte e incluso despertarte, a mitad de la noche y que eso no te molestase.
Pensé que saldría bien, no sé. Pensé que no lo dañaría esta vez, tal vez. Perdóname por ser tan torpe, amor mío.