No tienes que mirarme así con tu lastima barata. No te estoy pidiendo clemencia. Tampoco quiero libertad, me gusta el hecho de estar atrapada en tu cárcel de indiferencia, aunque me turbe la conciencia. y aun de tus labios nunca escuche…. ¡te quiero mi negra! Ya escuche el sonido afónico de tu voz susurrándome esas letras al oído. Y perdida entre suspiros, hice en ti un nido, de volcánicas y maniáticas pasiones, que te desgastaron entre mordidas y jalones mientras combatías toda ese frenesí y agitante furia que en ti desmantelaba.
Así, que no me mires con tu lastima barata. No te preocupes por no tocarme, ya te tuve en el gris de la madrugada, y estrujada entre tu impiadosa mirada, realice mi anhelado deseo de besar tu carnosa boca, que me vuelve loca, y que me trastorna, que me inquieta y me desespera, y me derretí en gozo hasta ver todo blanco a mi entorno.
Y ese pensar, me durara todo el silencio que tenga que aguantar, por codiciar a un hombre que nunca me querrá.
Así que no me mires con tu lastima barata… así en mi silencio te quiero recordar.