¿Desde cuándo, desde cuándo, hombre del hierro y la piedra, no agito un gajo de hiedra tras la lluvia goteando? ¿Ni por el medio cruzando voy de un robledal sombrío? ¿Ni hundo mi cuerpo en un río, ni una mano en una fuente, ni un dedo en una corriente, ni me empapo de rocío?