Oh, noche Mi mal es ir a tientas con alma enardecida ciego sin lazarillo bajo el azul de enero; mi pena estar a solas errante en el sendero; y el peor de mis daños, no comprender la vida.
Mi mal es ir a ciegas, a solas con mi historia, hallarme aquí sintiendo la luz que me tortura y que este corazón es brasa transitoria que arde en la noche pura.
Y venir sin saberlo, tal vez de algún oriente que el alma en su ceguera vio como un espejismo, y en ansias de la cumbre que dora un sol fulgente ir con fatales pasos hacia el fatal abismo.
Con todo, hubiera sido quizás un noble empeño el exaltar mi espíritu bajo la tarde ustoria como un perfume santo… ¡Pero si el corazón es brasa transitoria!
Y sin embargo, siento como un perenne ardor que en el combate estéril mi juventud inmola… (¡Oh noche del camino, vasta y sola, en medio de la muerte y del amor!)