De mar a mar entre los dos la guerra, más honda que la mar. En mi parterre, miro a la mar que el horizonte cierra. Tú, asomada, Guiomar, a un finisterre,
miras hacia otro mar, la mar de España que Camoens cantara, tenebrosa. Acaso a ti mi ausencia te acompaña. A mí me duele tu recuerdo, diosa.
La guerra dio al amor el tajo fuerte. Y es la total angustia de la muerte, con la sombra infecunda de tu llama
y la soñada miel de amor tardío, y la flor imposible de la rama que ha sentido del hacha el corte frío.