¿Será tu corazón un harpa al viento, que tañe el viento?... Sopla el odio y suena tu corazón; sopla tu corazón y vibra... ¡Lástima de tu corazón, poeta! ¿Serás acaso un histrión, un mimo de mojigangas huecas? ¿No borrarán el tizne de tu cara lágrimas verdaderas? ¿No estallará tu corazón de risa, pobre juglar de lágrimas ajenas? Mas no es verdad... Yo he visto una figura extraña, que vestida de luto -¡y cuán grotesca!- vino un día a mi casa. -«De tizne y albayalde hay en mi rostro cuanto conviene a una doliente farsa; yo te daré la gloria del poeta, me dijo, a cambio de una sola lágrima». Y otro día volvió a pedirme risa que poner en sus hueras carcajadas... -«Hay almas que hacen un bufón sombrío de su histrión de alegres mojigangas. Pero en tu alma de verdad, poeta, sean puro cristal risas y lágrimas; sea tu corazón arca de amores, vaso florido, sombra perfumada».