me derrumbé, caía entre astillas y huesos, entre llantos de arena y aguaceros de vidrio, cuando oí que gritaban: "¡Abajo!" "¡Mas abajo!" y seguía cayendo, dando vueltas y vueltas, entre ásperas cenizas y gritos mutilados, "¡Abajo!" "¡Más abajo!" en espiral, rodando, envuelto en lo derruido, en turbios remolinos de trozos y fragmentos, de esquirlas, de gemidos, "¡Abajo!" "¡Más abajo!" entre escombros y ruinas ululantes, informes, a través de la asfixia, del horror, del misterio, más allá del aliento, de la luz, del recuerdo.