La gente dice: Polvo, Sideral, Funerario, y se queda tranquila, contenta, satisfecha.
Pero escucha ese grillo, esa brizna de noche, de vida enloquecida.
Ahora es cuando canta. Ahora y no mañana. Precisamente ahora. Aquí. A nuestro lado... como si no pudiera cantar en otra parte.
¿Comprendes? Yo tampoco.
Yo no comprendo nada. No tan sólo tus manos son un puro milagro. Un traspiés, un olvido, y acaso fueras mosca, lechuga, cocodrilo.
Y después... esa estrella. No preguntes. ¡Misterio! El silencio. Tu pelo. Y el fervor, la aquiescencia del universo entero, para lograr tus poros, esa ortiga, esa piedra.