Tal vez ésta es la casa en que viví cuando yo no existí ni había tierra, cuando todo era luna o piedra o sombra, cuando la luz inmóvil no nacía. Tal vez entonces esta piedra era mi casa, mis ventanas o mis ojos. Me recuerda esta rosa de granito algo que me habitaba o que habité, cueva o cabeza cósmica de sueños, copa o castillo o nave o nacimiento. Toco el tenaz esfuerzo de la roca, su baluarte golpeado en la salmuera, y sé que aquí quedaron grietas mías, arrugadas sustancias que subieron desde profundidades hasta mi alma, y piedra fui, piedra seré, por eso toco esta piedra y para mí no ha muerto: es lo que fui, lo que seré reposo de tu combate tan largo como el tiempo.