Cómo cuesta en este planeta amarnos con tranquilidad: todo el mundo mira las sábanas, todos molestan a tu amor. Y se cuentan cosas terribles de un hombre y de una mujer que después de muchos trajines y muchas consideraciones hacen algo insustituible, se acuestan en una sola cama.
Yo me pregunto si las ranas se vigilan y se estornudan, si se susurran en las charcas contra las ranas ilegales, contra el placer de los batracios. Yo me pregunto si los pájaros tienen pájaros enemigos y si el toro escucha a los bueyes antes de verse con la vaca.
Ya los caminos tienen ojos, los parques tienen policía, son sigilosos los hoteles, las ventanas anotan nombres, se embarcan tropas y cañones decididos contra el amor, trabajan incesantemente las gargantas y las orejas, y un muchacho con su muchacha se obligaron a florecer volando en una bicicleta.