Cuando estés vieja, niña (Ronsard ya te lo dijo), te acordarás de aquellos versos que yo decía. Tendrás los senos tristes de amamantar tus hijos, los últimos retoños de tu vida vacía...
Yo estaré tan lejano que tus manos de cera ararán el recuerdo de mis ruinas desnudas. Comprenderás que puede nevar en primavera y que en la primavera las nieves son más crudas.
Yo estaré tan lejano que el amor y la pena que antes vacié en tu vida como un ánfora plena estarán condenados a morir en mis manos...
Y será tarde porque se fue mi adolescencia, tarde porque las flores una vez dan esencia y porque aunque me llames yo estaré tan lejano...