Desde hace mucho tiempo la tierra te conoce: eres compacta como el pan o la madera, eres cuerpo, racimo de segura sustancia, tienes peso de acacia, de legumbre dorada.
Sé que existes no sólo porque tus ojos vuelan y dan luz a las cosas como ventana abierta, sino porque de barro te hicieron y cocieron en Chillán, en un horno de adobe estupefacto.
Los seres se derraman como aire o agua o frío y vagos son, se borran al contacto del tiempo, como si antes de muertos fueran desmenuzados.
Tú caerás conmigo como piedra en la tumba y así por nuestro amor que no fue consumido continuará viviendo con nosotros la tierra.