Detrás de mí en la rama quiero verte. Poco a poco te convertiste en fruto. No te costó subir de las raíces cantando con tu sílaba de savia.
Y aquí estarás primero en flor fragante, en la estatua de un beso convertida, hasta que sol y tierra, sangre y cielo, te otorguen la delicia y la dulzura.
En la rama veré tu cabellera, tu signo madurando en el follaje, acercando las hojas a mi sed,
y llenará mi boca tu sustancia, el beso que subió desde la tierra con tu sangre de fruta enamorada.