Tinta que me entretienes gota a gota y vas guardando el rastro de mi razón y dé mi sinrazón como una larga cicatriz que apenas se verá, cuando el cuerpo esté dormido en el discurso, de sus destrucciones.
Tal vez mejor hubiera volcado en una copa toda tu esencia, y haberla arrojado en una sola pagina, manchándola con una sola estrella verde y que sólo esa mancha hubiera sido todo lo que escribí a lo largo de mi vida, sin alfabeto ni interpretaciones: un solo golpe oscuro sin palabras.