Todos estos señores estaban dentro cuando ella entró completamente desnuda ellos habían bebido y comenzaron a escupirla ella no entendía nada recién salía del río era una sirena que se había extraviado los insultos corrían sobre su carne lisa la inmundicia cubrió sus pechos de oro ella no sabía llorar por eso no lloraba no sabía vestirse por eso no se vestía la tatuaron con cigarrillos y con corchos quemados y reían hasta caer al suelo de la taberna ella no hablaba porque no sabía hablar sus ojos eran color de amor distante sus brazos construidos de topacios gemelos sus labios se cortaron en la luz del coral y de pronto salió por esa puerta apenas entró al río quedó limpia relució como una piedra blanca en la lluvia y sin mirar atrás nadó de nuevo nadó hacia nunca más hacia morir.