Yo te escogí entre todas las mujeres para que repitieras sobre la tierra mi corazón que baila con espigas o lucha sin cuartel cuando hace falta. Yo te pregunto, dónde está mi hijo? No me esperaba en ti, reconociéndome, y diciéndome: «Llámame para salir sobre la tierra a continuar tus luchas y tus cantos»? Devuélveme a mi hijo! Lo has olvidado en las puertas del placer, oh pródiga enemiga, has olvidado que viniste a esta cita, la más profunda, aquella en que los dos, unidos, seguiremos hablando por tu boca, amor mío, ay todo aquello que no alcanzamos a decirnos? Cuando yo te levanto en una ola de fuego y sangre, y se duplica la vida entre nosotros, acuérdate que alguien nos llama como nadie jamás nos ha llamado, y que no respondemos y nos quedamos solos y cobardes ante la vida que negamos. Pródiga, abre las puertas, y que en tu corazón el nudo ciego se desenlace y vuele con tu sangre y la mía por el mundo!